No podía dormir, tenía demasiadas cosas dando vueltas en mi cabeza: la discusión de la otra noche, los libros, ls planes para vacaciones...y el maldito frío que me recordaba que aún eran las dos de la mañana y no podía dormir.
Apagué la luz, comencé a imaginar. Recordé paisajes cálidos, floté por algunas ciudades hasta sentir que vagaba por completo en el mundo de los sueños. Eliminé las tensiones estrangulantes y fue entonces cuando logré verlo.
El reloj inició su pulso con segundos incómodos por todo el cuarto y la almohada empezó a enroscarse como una serpiente alrededor de mi cabeza, mis manos buscaron el calor bajo las sábanas...boca abajo hasta que los segundos se fueron diluyendo en la oscuridad de la habitación.
Era una noche fría, tanto que mis rodillas comenzaron a temblar, mis piernas se perdían en medio de las sabanas y mi cabeza se iba hundiendo en dimensiones inimaginadas del tiempo espacio, ese exacto, ese gélido que me rodeó aquella noche.
- Suena el teléfono-
Desesperada desperté. Las sábanas tiradas por el suelo, mi cabello alborotado y el movil sobre el cojín gritaba ... mientras yo deseaba no despertar atoda la casa.
Allí estaba yo, semidesnuda, patética, perdida... junto a una cama cualquiera y delirante, a una hora inexacta, sola y sin querer despertar, mirando a un espacio muerto...infinito, y absorta entre pensamientos que acogen los golpes de una realidad que no me pertenecía.
Caminé al baño, encendí la luz, abrí el grifo y dejé corriendo el agua mientras lloraba por no lograr controlar todo lo que sentía. Golpeé mi cuerpo contra la puerta, en aquel cuarto comenzaba a sentirse aún más frío, mis piernas temblaban, mi frente sudaba, mientas el vapor chocaba contra el espejo como si su fantasma quisiera estar junto a mí. Me senté, apreté mis brazos y mis piernas seguían temblando. Mojé mi cara y susurré su nombre unas cuantas veces. Lloré. Miré al espejo unos segundos, tratando de reconocerme, y regresé a mi habitación.
Recogí la colcha, (que se había salido por todos sitios y parecia una maraña de tela) y tapé mi cuerpo hasta la cabeza, comencé a temblar nuevamente pero con más y más fuerza. Quise no temblar, quise no temer, quise volver a empezar. Acurruqué mis manos al centro como si yo tuviese todo para calmar la soledad. Quise volver a recordar las discusiones, los problemas, el frío, los libros, el dinero, los proyectos, la noche anterior, pero nada daba resultado. Eran las cuatro y algo más de la mañana y no me resignaba a dejarlo ir.
Por fin conseguí un poco de trankilidad... los ojos se cerraban de simple cansancio... y caí en un profundo sueño.... pero mi mala suerte continuó, ya que a penas dos horas después sono el maldito despertador... recordandome cada mañana que debo de continuar con la rutina de siempre... aunque a partir de ahora, aquel que estubo esa noche entre sueños y realidad... se quedaría alojado en la cabeza... por bastante tiempo.
(esta entrada la publico ahora, ya que puedo recordar todo lo que paso sin sentirme demasiado estupida... "tu y siempre tu en un rincon de mi ajetreada cabecita...)
-sadalsuud-.
