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De pronto me he quedado en blanco, y si lo pienso bien, creo que no.

No he vuelto a soñar. Las noches se han ido transformado en momentos estériles.

Acaricio mis labios con mi dedo índice, y siento... y te pienso... y te deseo... y te pienso otra vez.

Tal vez suene extraño pero es cierto; no he vuelto a soñar. Dormida...

Me despierto en horas frías; con el pensamiento y la sensación de que podrías estar igual que yo. Con sueños a medio terminar, acariciando momentos y pintando imágenes en tu mente. Combinando un todo con las sombras de la noche. No estarás tampoco soñando, sólo pensándome.

(Hay ocasiones en que nuestros sentimientos más íntimos y profundos no tienen palabras. Hay días en que es mejor quedarse en silencio y hacerse invisible. Hay ocasiones en que la vida nos da una tregua y nosotros no nos damos cuenta hasta que ya es tarde. Hay días en que la felicidad parece no venir, pero cuando se ha ido, el vacío que nos deja nos indica que sí estuvo... A veces son momentos demasiado ínfimos, y no les prestamos atención).