17 nov 2008

SiMPLeMeNTe ELloS


Habían quedado a la hora de siempre en el sitio de siempre.
Horas antes ella se encontraba nerviosa caminando de un lado a otro de la habitación. Decidió la ropa que se iba a poner en apenas unos segundos; sabía que esa camiseta a él le gustaba y no dudó en ponersela una vez más.
Mientras tanto él, cansado del largo día, sabía que tenía que sacar ganas de donde no las había e intentar que todo terminase lo más decentemente posible.

Ella cogió el autobús mientras el reloj marcaba la hora; esperó apoyada en una pared mientras de daba una calada tras otra a su último cigarrillo.
No sabía el por qué, pero sentía que las cosas no iban a ser como esperaba.
Él apareció con una sonrisa, ocultando los nervios y sobre todo los pensamientos que no iban a hacer otra cosa que empeorarlo todo.

Ella se acercó lentamente, y se abrazaron dejando que por un momento las dudas y los miedos se alejaran lo suficiente.
Él la besó en la frente y ella cerró los ojos, intentando recordar cada segundo, con el miedo de no poder sentirse así nunca más.
Él le cogió de la mano y comenzaron a recorrer las calles de la ciudad. Parecía como si se conociesen de toda una vida, pero un silencio incómodo junto con sus caras delataban a dos figuras extrañas sin ningún punto de conexión.

Ella mantenía los silencios, mirando el reloj y deseando decir tantas cosas, pero sin saber como encontrar sentido a todo lo que pensaba.
Él buscaba respuesta a todos los interrogantes que le pasaban por la cabeza, sin atraverse a mirar a los ojos que tanto echaba de menos.
Se producían miradas de reojo, mientras que los dos sabían que se hacían daño con aquella situación.

Ella se paró un instante conteniendo las lágrimas con la mirada fija en el suelo, él se dió cuenta de que necesitaba verla sonreir una vez más, y le acarició la cara.
Ella le miró a los ojos mientras una lágrima recorría su mejilla. Él se acercó y con un susurro la atrajo hacia él, y pensó en todos los momentos que habían pasado juntos.

Ella veía como ese era el principio del fin, sintiendo como no era capaz de reaccionar.
Él la abrazó mientras sentía cada parte de su cuerpo...ella se dejó llevar sin más y le besó. Quizás estaba cometiendo un error, pero lo necesitaba porque sabía lo que quería.

Y allí estaban los dos, en mitad de la calle, respirando cada segundo e intentando comprender por qué no eran capaces de dejarlo todo sin más; pero sabiendo que con un poco de tranquilidad podrían seguir adelante.



-sadalsuud-.

1 comentario:

Rocío dijo...

en serio...ya me puedes decir el secreto para escribir estas cosas...me encantaaa!Tu o tardas dos meses en actualizar o actualizas todo en un dia no? :P